El Camino de Fisterra y Muxía es una peregrinación milenaria que hunde sus raíces en los cultos solares celtas. Ya en la antigüedad, celtas y romanos veneraban en estos acantilados la fuerza del sol y del mar, erigiendo santuarios en su honor. Con la llegada del cristianismo, estos lugares sagrados continuaron siendo lugares de pereginación con la erección de Santuarios como Nuestra Señora da Barca o la devoción al Santo Cristo en Fisterra. 

Sus paisajes escarpados, la brisa marina y la tranquilidad de los pueblos costeros ofrecen un marco perfecto para comenzar el camino que nos ha de llevar hasta la Plaza del Obradoiro.

Además, en este camino visitaremos los tres puntos que son considerados el kilómetro cero del Camino; Punta da Barca, el faro de Finisterre y la Catedral del Santiago.