El Cementerio de los ingleses y la tragedia del Serpent

La Costa da Morte es un territorio lleno de historias y de leyendas. Muchas veces las oímos, tratamos de imaginarlas y al final quedan ahí envueltas en un halo de duda, sin saber dónde acaba la verdad y donde comienza el mito. Sin embargo, hay ocasiones en los que la historia nos ha dejado un testimonio palpable, una pista, un recuerdo que nos dice “ojo, que lo que te están contando es verdad”. Algo así sientes cuando realizando el Camino de los Faros te encuentras, de repente, con el modesto cementerio de los ingleses. Un punto en el puedes percibir de un sólo golpe la magnitud de la «leyenda negra» de la Costa da Morte.

Costa da Morte
Zona en la que tuvo lugar el naufragio del Serpent y al fondo Cabo Vilán

La tragedia del Serpent en la Costa da Morte

Para que haya un cementerio es casi imprescindible que haya difuntos. Por eso, para hablar del Cementerio de los Ingleses se hace necesario hablar del naufragio en 1890,  de HMS Serpent (HMS = Her Majesty´s Ship o Barco de Su Majestad). Como ya imaginaréis, este barco pertenecía a la Armada Británica y era, casi con total seguridad, uno de sus navíos más punteros. No en vano, en el momento de su naufragio llevaba tan solo tres años en servicio.

El Serpent zarpó del puerto inglés de Playmouth el 8 de Noviembre de 1890. Llevaba a bordo 175 hombres y su armamento de dotación, 6 cañones y 5 lanzatorpedos. Al mando estaba el comandante Harry Leith Ross, con casi 20 años de servicio. El destino del navío era la costa africana dónde debía reemplazar a otro barco de la armada britránica, el HMS Archer.

HMS Serpent
HMS Serpent

El hundimiento de Serpent

Tras algo más de un día de navegación, el Serpent se vio sacudido por un fortísimo temporal. Tanto es así que posteriormente los supervivientes aseguraron que pensaban que el capitán iba a ordenar regresar al puerto de partida. Pero esto no fue lo que pasó, el barco siguió su rumbo. O mejor dicho, el que creían que era su rumbo.

El cielo totalmente cubierto imposibilitó al teniente Peter N. Richards, oficial de derrota, fijar claramente la posición del sol. Este hecho impedía al marino determinar la ubicación del barco y su dirección en el mar. Habiendo avistado tierra por la banda de babor, Richards pidió al comandante que este ordenara al vigía buscar sin descanso la luz del faro de Cabo Vilán. Antes de la media noche del 10 de noviembre de 1890, el Serpent encalló contra las rocas de punta do Boi. En medio del temporal muchos pensaron que se trataba de un golpe de mar, sin embargo el barco se estaba hundiendo. En unos instantes el agua hizo acto de aparición en las zonas inferiores  y a pesar de que se ordenó cerrar los compartimentos estancos todo fue en vano. El Serpent, con casi 70 metros de eslora y 4, 42 de calado terminó sucumbiendo.

Punta do Boi
Punta do Boi vista desde la duna de Monte Blanco.

Al grito de “sálvese quien pueda” el comandante dio orden de abandonar el barco. Si bien el temporal era tan fuerte que los botes salvavidas tardaron poco en zozobrar y terminar volcando. Con los marinos diseminados en torno al casco del barco, el capitán dio orden de arrojar al agua todo aquello que pudiera flotar y servir de sustento en el mar. La tragedia estaba servida.

Burton, Luxon y Gould fueron los únicos tres supervivientes de esta tragedia. Tres de ciento setenta y cinco hombres que viajaban a bordo.

El entierro de las víctimas en el Cementerio de los Ingleses

Tras alcanzar tierra, los marinos fueron auxiliados con los habitantes de esta zona de la costa gallega. En concreto, las crónicas de la época hablan de párroco de Xaviña como el encargado de acogerles de manera temporal. Ya en la mañana del día 11, comenzaron las tareas de sepultura de los cuerpos de los marinos fallecidos. Para facilitar la operación y todo lo que eso supone de traslados, medidas higiénicas y demás, se determinó enterrarlos allí mismo, junto al mar, en un espacio donde ya habían recibido sepultura otros marinos fallecidos en similares circunstancias.

Cementerio de los Ingleses
En la imagen el pequeño recinto destinado a los oficiales del HMS Serpent

Para esta tarea de dispuso crear un habitáculo más pequeño, en el que recibirían sepultura los oficiales al mando del buque siniestrado. Alrededor de este lugar el resto de la tripulación. Finalmente el 23 de noviembre, casi dos semanas después, este lugar era consagrado como camposanto.

Tras este luctuoso acontecimiento, cuando los barcos de la armada británica atravesaban este punto lanzaban salvas de artillería y hacían sonar sus bocinas en recuerdo a sus compatriotas muertos en este desgraciado accidente.

El naufragio del Serpent, un caso mediático que cambió la historia de la navegación

En su momento el naufragio del Serpent causó gran estupor en la opinión pública inglesa. El caso fue  investigado y finalmente se llegó a la conclusión de que la causa del accidente fue un error de cálculo en la navegación. Pero no fue este el único resultado arrojado por la comisión investigadora.

A bordo del Serpent viajaban 175 hombres, sin embargo tan sólo había chalecos salvavidas para unos 25 marinos. Este hecho contrasta con otro, los tres supervivientes portaban un chaleco salvavidas. ¿Podrían haber sobrevivido más marinos? Esta misma pregunta se realizaron los británicos y tal fue la presión que tras el naufragio del HMS Serpent todos los buques de la Armada Británica fueron dotados de este tipo de equipamientos.

El naufragio del Serpent también puso sobre la mesa la necesidad de modernizar el Faro de Cabo Vilán. Así tras esta tragedia comenzó a trabajarse en la construcción de un nuevo faro, el cual, a la postre se convertiría en el primer faro eléctrico de la Costa da Morte.

Cabo Vilan
Faro de Cabo Vilán en un día de niebla intensa, a unas decenas de metros se hace muy difícil divisar la torre.

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